CONFEDERACIÓN MINERA DE CHILE
Ante la dramática situación de 33 compañeros mineros, sepultados bajo tierra y escombros, en la mina San José, propiedad de Minera San Esteban, que la fuerza del sentimiento mantiene nuestras esperanzas de encontrarlos con vida, la Confederación Minera señala ante los trabajadores chilenos y la sociedad toda, las causas y los responsables de ésta y de otras situaciones que cercenan el derecho a la vida, a la salud y a la seguridad en trabajo, en el país y en particular en la actividad minera.
- Las causas estructurales se encuentran en un modelo económico que privilegia, por sobre cualquier otro valor o principio, un crecimiento económico que concentra vergonzosamente la riqueza en manos de unos pocos, depreda nuestro medio ambiente y considera a las y los trabajadores como bienes desechables, sin respeto a sus derechos humanos fundamentales, a su dignidad como personas y a sus derechos y condiciones laborales mínimas. El “Trabajo Decente” proclamado por la OIT se asume, y sólo ocasionalmente, como un slogan, no constituyendo en caso alguno un objetivo central de la estrategia de desarrollo del país.
- Este modelo se refleja claramente en el sector minero, incluida particularmente la gran minería, la que se ha pretendido engañosamente presentar como ejemplo o modelo de responsabilidad social y de respeto a los derechos laborales.
Efectivamente, las grandes corporaciones internacionales, aparte de extraer cuasi-gratuita e irresponsablemente, riquezas no renovables del país, de exportar los materiales a granel sin importarles la generación de empleos mediante la elaboración en Chile de los minerales, se estructura en cadenas de subcontratación, incrementando los problemas laborales que de por sí ellas generan.
El trabajo, particularmente en grandes alturas, las jornadas laborales especiales, que en la práctica no se cumplen, ya sea por llevan mal el registro de asistencia pretendiendo sacar de la contabilización de la jornada los tiempos de cambio de ropa, de capacitación para el trabajo diario, de cambio de turnos, y utilizando la colación en máquina y el doblaje de turnos; el subregistro de accidentes en colusión con las mutualidades; la contaminación del medio ambiente de trabajo; las enfermedades profesionales, etc., son sólo algunos de los problemas que en ellas se generan, los que se agravan en las interminables cadenas de subcontratación, generando, como todo Chile sabe, trabajadores de primera, segunda, tercera y última categoría.
A lo anterior hay que sumar las frecuentes prácticas antisindicales, en el objetivo de contar sólo con sindicatos en las empresas mandantes, con una débil o acotada representación, y jugando para confrontar los intereses remuneracionales de los trabajadores propios con los de los subcontratados, entre muchos otros problemas.
Todos estos factores ponen en peligro la vida y salud de los trabajadores propios y subcontratados, ya sea porque las condiciones efectivas de trabajo incrementan los riesgos laborales, porque no existe una efectiva participación de los trabajadores en el ámbito de la prevención, o lisa y llanamente porque no se respetan las obligaciones legales.
- En nuestro país no existe una Política ni un Sistema Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo, como lo recomiendo la OIT. Aún más, en los últimos 15 años no hemos ratificado ninguno de los impartes Convenios sobre la materia.
Tenemos una serie de organismos dispersos, que no se coordinan, contradiciéndose muchas veces en sus actuaciones.
De acuerdo a los Convenios OIT, debiésemos contar con una institucionalidad única bajo la dirección del sector trabajo. En la práctica, se asignan en forma muchas veces confusas responsabilidades al Ministerio de Salud, al Ministerio de Trabajo y Previsión Social y en nuestro caso, al Ministerio de Minería. Esta división de responsabilidades sin una estructura que las organice, o a lo menos, las coordine, lleva a que éstas se diluyan y, en pocos casos, se conflictuen las resoluciones y actuaciones. Así, en no pocos casos, SERNAGEOMIN, priorizando el interés inmediato y económico de las empresas del sector, aplica una fiscalización – cuando lo hace - mucho más blanda que trabajo o salud.
Esta falta de Política y de una Estructura nacional se presta además para las presiones y los lobbies empresariales, de los cuales no se excluyen las mutualidades de empleadores, que los trabajadores mineros sufrimos en carne propia.
Algo se avanzó con la dictación de la Ley de Subcontratación, en materia de salud ocupacional y en gestión de la prevención de riesgos laborales: sobre las responsabilidades de las empresas, las mutualidades, la SUSESO y la Dirección del Trabajo. No obstante, precisamente las empresas mineras, utilizando lamentablemente a CODELCO, se encargaron de dejar sin efecto aspectos claves de la ley.
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